Celebrar lo no celebrado

Emily Sutton
Me inicié en el mundo de las necesidades especiales en Nochevieja de 2012, con el nacimiento de mi hijo Jenson. Es fabuloso, ágil y cariñoso, y ha red...

Que celebremos a los niños que ven las cosas que nosotros no vemos. Que oyen los sonidos que para nosotros son silenciosos. Que tocan lo que nosotros no queremos. Que dicen las palabras que no nos atrevemos a decir.
Siga al niño que explora el mundo sin piernas. Observa el mundo a través de los ojos del niño que no puede ver. Habla con el niño que no tiene voz. Aprende del niño al que no se puede enseñar.
Sigamos a los niños que buscan la lluvia y los vendavales, las tormentas y los chaparrones. Que encuentran alegría en el crujido de la hierba helada y en el estruendo del granizo sobre los tejados.
No nos sintamos cohibidos por nuestros hijos que prefieren la puerta del parque al columpio o al tobogán. Que prefieren la fauna a los humanos. Que corren pero no caminan, que saltan pero no se sientan.
Anima a los que no se preocupan por los juguetes, sino que crean su propio juego
Que se deleitan volcando cereales al suelo pero no se los comen de un cuenco.
Dejemos que esos niños nos enseñen a descubrir el mundo a través de sus propios ojos y no de los filtros que llevamos. Dejemos que nos enseñen que la belleza se encuentra en el fuego de nuestros ojos, no en el maquillaje que los rodea.
Abrace al niño que lleva botas de agua en verano y chanclas en la nieve. Que escucha canciones de Navidad en julio y sigue creyendo en la magia de Papá Noel a los 14 años.
Reconozcamos a ese maestro que mide el éxito de un niño por sus sonrisas, y mide su fuerza por su espíritu. Dejemos que ese maestro nos enseñe a todos.
No retrocedamos ante el niño cuyo agarre es demasiado firme, cuyo beso es demasiado húmedo, cuya voz es demasiado alta.
Felicita a los niños que cantan pero quizá nunca hablen; que nadan pero quizá nunca caminen.
Que eliminemos lo extraño de lo extraño. Convirtamos lo extraño en aceptable. Transformemos lo extraño en enigmático. Coger a esos niños y aclamarlos. Compartámoslos con los niños de hoy que se convertirán en los adultos de mañana.
Celebrar lo no celebrado.