A los quince años

Veo pura alegría en tu cara cuando escuchas tus canciones favoritas.

Tus ojos brillan y tu sonrisa se ilumina mientras mueves suavemente la cabeza al ritmo de la música.

Mi preciosa hija adolescente, tu noveno curso se acerca rápidamente.

Hemos tocado juntos la canción "Fifteen" al menos un centenar de veces, pero hasta hoy, la letra inicial de la misma nunca me había hecho saltar las lágrimas. A medida que se acerca el final del curso, me doy cuenta de que no vivirás ninguna de las experiencias típicas de los estudiantes de primer año de instituto. Tu experiencia en el instituto no reflejará la letra de tu querida melodía de Taylor Swift.

Afortunadamente, te librarás de todas las crisis que sufren las chicas de primer año. Las presiones y cargas que conlleva este rito de paso no te pesarán. Por eso te estoy tan agradecida. No te romperá el corazón un chico, ni te costará entender el álgebra. No habrá exámenes de conducir que te pongan los nervios de punta ni pruebas de animadora. No estarás expuesta a chicas malas ni sentirás la necesidad de encajar. Aunque me reconforta y me tranquiliza saber que no estarás sometida a todos los factores estresantes y dramáticos habituales en noveno curso, me invade una oleada de tristeza.

Me apena pensar en otros que avanzan, mientras nosotros estamos parados.

Las redes sociales me bombardean con todos los hitos y logros de los niños de tu edad. Me alegro mucho por ellos y comparto sinceramente su emoción. Sin embargo, siempre hay un dolor sordo que no puedo ignorar.

Es sólo una punzada de dolor ocasional, y pasa rápido. Nuestros hitos son diferentes. Ojalá el mundo pudiera ver cómo trabajas TAN duro por las cosas que la mayoría de la gente da por sentadas. Los demás no pueden comprender la fuerza y la determinación que pones en cada día de tu vida.

Nunca quiero que sientas que te estás perdiendo algo. Nunca quiero que te pasen por alto.

Puede que tu historia no refleje la de la mayoría de los adolescentes, pero, mi preciosa niña, te esperan muchas cosas cuando cumplas quince años.

Seguirás trabajando para alcanzar tus objetivos y celebraremos cada increíble avance.

Cuando tengas quince años, tu papá y yo seguiremos acurrucados contigo en el sofá y te leeremos todos tus libros más preciados. Jugaremos al cucú. Cuando nos cojas de la mano y tires de ella, te cantaremos "Row, Row, Row Your Boat". Avanzarás en la terapia y en el aula. Nos aseguraremos de que vivas tu vida al máximo y de que seas feliz y estés seguro.

Harás grandes cosas cuando tengas quince años y no puedo esperar a estar en primera fila para verlo. Seguirás haciendo que nuestros corazones estallen de orgullo, como lo has hecho desde que naciste.