Habilidades ocultas de los padres cuidadores

El otro día vi una publicación en las redes sociales que decía: "Juro que los padres con necesidades especiales podríamos dirigir todas las grandes empresas y varios países medianos si no estuviéramos tan cansados".

Hay algo en esto.

Si me hubieran preguntado qué habilidades pensaba que podría desarrollar como madre cuidadora, probablemente habría dicho cosas como paciencia, resistencia y malabarismo (metafóricamente; aunque coger cosas, la coordinación y la destreza también juegan un papel a la hora de sobrellevar los días). No había previsto las habilidades que necesitaría para defender a mi hijo tanto por escrito como verbalmente, la diplomacia (decir a los médicos que, aunque estoy muy agradecida por su trabajo y por el NHS, etc., no estoy de acuerdo con el plan) y, más recientemente, las habilidades de RRHH.

Nuestra facilitadora a largo plazo se marchó hace poco, es estupenda y se dedica a otras cosas, así que tuvimos una despedida muy triste. Rápidamente me di cuenta de que había cometido un error de novato al contratar solo a un facilitador.

Esto significó que cuando se fue, no tuvimos ningún respiro.

He pasado los dos últimos meses buscando un nuevo equipo de facilitadores. Eso ha incluido:

• Anunciar el puesto: sólo lo hice en redes de confianza
• Entrevistar a las personas
• Intentar encajar todas las piezas del rompecabezas para cubrir todos los turnos entre cinco (sí, cinco) personas diferentes.
• Organizar las nóminas, los contratos, las comprobaciones del DBS y las sesiones de presentación inicial.
• Organizar la formación en línea para todos los nuevos contratados con la enfermera especializada en epilepsia de mi hija.

Esto es mucho para cualquiera. Para los padres cuidadores, tener que hacer este tipo de cosas además de nuestro papel de cuidadores y la enorme cantidad de papeleo que tenemos que hacer día a día es más que agotador.

Me ha hecho reflexionar sobre el increíble viaje que recorremos como padres cuidadores y las habilidades que adquirimos por el camino. Sólo que no hay un jefe que nos diga "bien hecho", nos dé formación cuando la necesitamos o nos recompense con un aumento de sueldo o un ascenso.

Son cosas de mantenerse a flote. Casi nunca se ve.

También hay una parte más amplia sobre las habilidades que los padres cuidadores pueden aportar a los lugares de trabajo y la necesidad de que los empleadores lo reconozcan y aprovechen estos talentos. Como madre cuidadora que trabaja, conozco el valor de poder abandonar mi papel de cuidadora durante ocho horas y utilizar mis capacidades de otra manera. También puedo asegurarme de hacer oír mi voz en el mundo empresarial para defender a la comunidad de discapacitados.

Si no estamos en este mundo, con un sitio en la mesa, corremos el riesgo de que nos pasen por alto. Nunca dejaré de alzar la voz.