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Aquí vamos de nuevo - Attack of the Feels

Laura Rutherford por Laura Rutherford Necesidades adicionales

Laura Rutherford

Laura Rutherford

Madre de Brody y Sydney. Defensora de la inclusión. Co-creadora de los pañales Tesco Junior.

Una madre y su hijo sonríen a la cámara

Cuando mi hijo Brody era pequeño, pasé por una fase en la que adaptarme a nuestra realidad me resultaba increíblemente difícil. Creo que es natural. Cuando te quedas embarazada por primera vez, tienes muchas expectativas y sueños sobre el futuro. Pero cuando te enteras de que tu hijo tiene necesidades complejas y va a requerir cuidados de por vida, muchas de esas visiones cambian. No es que quieras menos a tu hijo, es que hay mucho que procesar y lleva tiempo aceptarlo.

Vi cómo los compañeros de Brody alcanzaban hitos -aprender a hablar, montar en bicicleta y empezar a ir a la escuela- y, aunque me alegré sinceramente por ellos, también sentí una profunda tristeza por lo que podría haber sido para Brody.

Entonces Brody empezó a ir a un colegio especializado y me puse en contacto con otras madres que vivían experiencias similares. Se hizo más fácil. Encontrar esa comunidad lo ha sido todo: solidaria, integradora y festiva. Hace tiempo que acepté que nuestro camino es diferente, y esa aceptación ha aliviado la tristeza que antes sentía.

Convertirse en adolescente

Pero algo ha cambiado recientemente, y puedo sentir cómo resurge. Brody cumplió 13 años este año, y aunque celebré su crecimiento, ver a sus compañeros entrar en una nueva etapa de la vida ha sido un recordatorio agridulce de que el viaje de Brody es diferente al de ellos.

Hace poco visité a un amigo cuyo hijo es sólo un mes menor que Brody. Hacía tiempo que no lo veía y, al enterarme de que se había ido solo a la ciudad con sus amigos, me sentí abrumada. Al día siguiente, mientras se lo contaba a mi madre, rompí a llorar de forma inesperada. Me pilló completamente por sorpresa.

Pensaba que esos sentimientos habían quedado atrás, pero la realidad es que hitos como cumplir 13 años no dejan de despertar emociones. Y sé que, al igual que antes, me olvidaré de esos sentimientos hasta que llegue la siguiente oleada: cumplir 18, aprender a conducir, mudarme, formar una familia. Cada uno de ellos me pillará inevitablemente desprevenida.

¿Cuál es el objetivo de este post?

Quiero decir a los padres de los niños más pequeños que es probable que lleguen esos momentos, esos contratiempos. Y está bien sentirse triste por los "y si...". No significa que quieras menos a tu hijo. Forma parte del viaje.

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