Métodos de aprendizaje alternativos, creencias y un pequeño milagro

A lo largo del año pasado, políticos, profesores y padres se preocuparon por el impacto de los cierres en el aprendizaje de nuestros hijos. Para las familias de la SN ha sido una experiencia... interesante, digamos. Para algunos niños ha sido una auténtica pesadilla: la pérdida de su rutina habitual ha sido devastadora, mientras que para otros ha sido liberador librarse de la angustia causada por la lucha contra un sistema que no satisface sus necesidades. Al igual que las personas neurotípicas, cada uno de nuestros hijos respondió a los retos del año pasado a su manera.

Por su parte, el Dandy se dejó llevar como siempre. Sam no suele meterse en líos, mi hijo es más listo de lo que parece y, aunque no cabe duda de que echaba mucho de menos a sus amigos y profesores, se adaptó mucho mejor que la mayoría de los adultos. Sin embargo, lo que ninguno de nosotros esperaba era el impacto enormemente positivo que el año pasado tendría en el desarrollo de nuestro pequeño. Aunque a los adultos nos preocupaba mucho cómo afectaría tanto aislamiento al crecimiento social de nuestros hijos, mi pequeño estaba aprendiendo y desarrollando habilidades de formas nuevas.

Sin embargo, este año hemos jugado MUCHO en familia a juegos de mesa.

Si has leído o escuchado mis anteriores divagaciones tendrás muy claro lo que pienso sobre mis proezas en la educación en casa... ¡digamos que no es un área en la que destaque! Sin embargo, algo que hicimos MUCHO este año fue jugar a juegos de mesa en familia. No, no me refiero al Monopoly o similares. Me refiero al tipo de juegos de mesa que desarrollan seguidores de culto. King of New York, Pandemic, Catan, Survive; Escape from Atlantis... por nombrar algunos (si no los conoces, búscalos, son buenos). La diferencia con estos es que requieren que tomes decisiones; algunos usan dados, otros se basan en cartas. Pero lo que todos tienen en común es que hay que tomar decisiones. A Sam le encantan los juegos de mesa, sobre todo aquellos en los que puede acabar con las piezas de sus padres con un solo movimiento (King of New York) o en los que tenemos que trabajar juntos para derrotar una amenaza (Pandemic... extrañamente actual). La importancia de estas horas de diversión juntos no fue evidente hasta que Sam volvió al colegio... y todo el mundo se dio cuenta del enorme salto que había dado en su desarrollo cognitivo. Sus habilidades visuales se han disparado; para un niño con discapacidad visual cortical grave (ciego registrado) esto es enorme. Su comunicación también ha dado un salto adelante, al igual que su capacidad para tomar decisiones, expresarse y comprender la relación causa-efecto.

Nuestros hijos son milagrosos. Encontrarán su propio camino y sus propias formas de aprender, a su propio tiempo. Lo único que tenemos que hacer es lo que mejor sabemos hacer... quererlos, jugar con ellos y creer en ellos. El resto vendrá solo.