No quiero decir que estamos bien

Victoria Tkachuk
Soy de la región del Medio Oeste de Estados Unidos y tengo cuatro hijos, tres hijas neurotípicas y un hijo con parálisis cerebral discinética. Mi obje...

¿Cómo está usted? Probablemente el tema de conversación más omnipresente, ¿verdad? Apuesto a que cada uno de nosotros lo oye no menos de cinco veces al día, a veces muchas más. Pretende ser una pregunta desenfadada, y a menudo se utiliza como una mera frase, sin mucho significado. Al fin y al cabo, ¿no suele esperar el que pregunta que la respuesta sea : "Estoy bien, ¿cómo estás tú?".
Al decir que no tiene sentido plantear esta pregunta, quizá sea demasiado cínico. Lo reconozco. Es probable que algunas personas no conozcan otra forma de iniciar una conversación, o que sea un hábito tan arraigado que no se den cuenta de que lo están diciendo la mitad de las veces. Pero otros lo preguntan con sinceridad y esperan una respuesta sincera.
¿Tiene una respuesta típica a esta pregunta? No la tengo. Soy una de esas personas molestas que siempre, siempre, piensa su respuesta antes de darla. Y, como no se me da bien ocultar mis emociones, suelo responder con franqueza. Si algo va mal, eso es lo que digo. Si la semana ha sido buena, lo comento. Ya te haces una idea.
Pero suelo hablar en nombre de toda mi familia, así que intento tenerlos en cuenta a todos y no hablar sólo de mí. Para mi hijo, en particular, somos vistos como una unidad, no realmente separados unos de otros. Por eso, aunque a veces la pregunta va dirigida a mí, normalmente se sobreentiende que también voy a responder por él.
Así que, niño con necesidades especiales y unidad de mamá, ¿cómo estás?
Todos sabemos que la respuesta, si hablamos con franqueza, puede variar mucho de un momento a otro. Hay obstáculos físicos y sociales, intervenciones médicas, preguntas sobre el nivel educativo, barreras lingüísticas, objetivos alcanzados, capacidades estancadas, amigos ganados o perdidos, agotamiento mental, interacciones alegres, etcétera. Mi respuesta a todo lo que sucede también puede variar enormemente en función de mi perspectiva. O de la de mi hijo. O de ambas.
A veces me siento un poco culpable por los que reciben mis respuestas. Probablemente he incomodado a más de uno con mi falta de filtro. Pero realmente no puedo evitarlo; probablemente nunca diré "estoy bien" y seguiré adelante porque si digo eso, la gente podría dejar de preguntar.