¿Qué es la intervención temprana y por qué es tan importante?

Emily Sutton
Me inicié en el mundo de las necesidades especiales en Nochevieja de 2012, con el nacimiento de mi hijo Jenson. Es fabuloso, ágil y cariñoso, y ha red...

La intervención precoz es la identificación y prestación de un apoyo temprano eficaz a los niños y jóvenes que corren el riesgo de obtener malos resultados. Abarca las necesidades sociales, educativas, físicas y de salud mental.
Preparar el viaje
Se pueden decir muchas cosas sobre el mundo de la intervención temprana. Pero lo primero que quiero decir es que debería ir acompañado de una advertencia. A menudo es tan dolorosamente difícil conseguir que se reconozca la necesidad de intervención y se le dote de recursos. Tienes que ser resistente cuando luchas por tu hijo. Tendrás que armarte de valor para hablar claro y de convicción para expresarte. Tendrás que luchar en los momentos de desesperación y angustia, y hacer acopio de energía y fuerza para perseverar. Es posible que empiece a dudar de sí mismo cuando, después de haber sido desafiado y refutado en numerosas ocasiones. Te preguntas si tu lucha es legítima y está justificada.
Ser resistente
La lucha más dura para nuestra familia fue la que libramos para conseguir una terapia de alimentación intervencionista para mi hijo. Tiene un trastorno de la motricidad oral y dificultades agudas de procesamiento sensorial, que dan lugar a un trastorno denominado "trastorno por evitación y restricción de la ingesta de alimentos". La sensación de ser continuamente ignorada y aplacada fue totalmente demoledora. Tuvimos que librar una larga batalla para conseguir una plaza en su escuela especializada. Un colegio con terapeutas internos e intervenciones especializadas, que eran imprescindibles para su desarrollo. Hemos librado continuas batallas con el sistema de asistencia social para conseguir un servicio de respiro. Para que él, su hermano pequeño, mi marido y yo pudiéramos tener un respiro y ayuda práctica en casa.
En todas las situaciones hemos tenido la sensación de tener que demostrar circunstancias críticas y terribles para que se tomaran en serio nuestras necesidades.
Por qué es tan importante la intervención precoz
No hay que subestimar la importancia de la intervención precoz. Pero, lamentablemente, a menudo ocurre que un niño o joven no recibe las medidas de intervención que necesita. Estos fallos pueden atribuirse a menudo a la financiación, a la falta de diagnóstico o de reconocimiento de la necesidad, a problemas de recursos y a intervenciones inoportunas.
La parte clave de la frase es la palabra "precoz". En pocas palabras, cuanto antes se detecte una necesidad y antes se ponga en marcha una medida de intervención, mayor será la probabilidad de obtener resultados positivos. Mayor será la probabilidad de un resultado positivo.
En los años de formación de un niño, las conexiones neuronales del cerebro se activan a un ritmo exponencial. Como resultado de todo lo que están viviendo; mentalmente, visualmente, físicamente, experiencialmente. Sus experiencias tienen un impacto directo en su arquitectura cerebral, que se desarrolla rápidamente. Así pues, las medidas de intervención temprana pueden informar e influir en el futuro cableado del ordenador interno del niño. Para un bebé cuyo desarrollo es motivo de preocupación, la intervención temprana puede tener un impacto colosal en su salud física y su progresión cognitiva.
Del mismo modo, durante la adolescencia, el cerebro de una persona aprende a desplazar el aprendizaje emocional del sistema primitivo hacia los sofisticados lóbulos frontales. Este proceso evolutivo está moldeado por todas las influencias externas brutas que experimenta. Por lo tanto, en el caso de un problema de salud mental o socioemocional en niños mayores y adolescentes, las medidas de intervención aplicadas a tiempo pueden tener un efecto profundo en su trayectoria hacia la edad adulta.
Fase de reconocimiento y agradecimiento
La primera etapa para todas y cada una de las familias es la fase de reconocimiento y aceptación. Las diferencias, los trastornos y las dificultades tienen muchas formas y tamaños. En primer lugar, los padres deben identificar, reconocer y actuar en consecuencia. Puede ser un proceso difícil y angustioso. Esto puede llevar a menudo a etapas de negación, depresión o ira, antes de que nuestra mente práctica tome el control y estemos preparados para pedir ayuda. El camino crítico hacia la intervención precoz puede verse a menudo obstaculizado por la falta de diagnóstico, y este obstáculo puede causar sus propias y arduas dificultades.
Una vez dispuestos a actuar, provistos de pruebas y animados por el deseo de ayudar a nuestros hijos, pasamos a la fase de búsqueda de la mejor forma de actuar. En algunos casos, esto puede ser sencillo, como una fisioterapia para una afección fisiológica. Pero en otros casos de trastornos mentales, problemas de comportamiento o de comunicación, las opciones de intervención no están tan claras. Esta etapa puede ser la más dura para cualquier padre, ya que el estado de nuestro hijo suele deteriorarse o hacerse más omnipresente, mientras que los continuos esfuerzos por conseguir ayuda para "arreglarlo" parecen inútiles.
Con demasiada frecuencia debemos luchar para que se nos escuche. Ya sea para obtener un diagnóstico con el fin de ser incluidos en una vía de atención, o para ser aceptados para una intervención que tiene una larga lista de espera, o que tiene estrictos criterios de aceptación. Los casos más inquietantes son aquellos en los que no se considera que un niño sea "lo bastante grave" como para aceptar su tratamiento o intervención. En este país es una triste realidad que, para intervenciones especializadas o costosas, a menudo hay que estar "en crisis" o "crítico" para que el sistema conceda algún recurso.
Mi consejo a los padres y cuidadores que buscan una intervención temprana:
- Reúna pruebas: Conserva diarios, registros y pruebas fotográficas o de vídeo. Insiste en que te envíen cartas escritas después de cada cita y declaraciones de los centros educativos. Anote todas las conversaciones telefónicas y citas, y lleve un registro cronológico de todo.
- Conozca sus derechos legales. Infórmese de los plazos nacionales y locales, como los de remisión a tratamiento (RTT), los tiempos máximos de espera y los requisitos para cumplir los criterios de tratamiento. Familiarícese con sus derechos en los sistemas sanitario, social y educativo. Por ejemplo, solicitando derivaciones, segundas opiniones o consultas a especialistas.
- Pida ayuda: Lleve a un amigo o familiar a las citas. Acude a organizaciones benéficas que dispongan de abundante material y recursos para ayudarte. Y que incluso puedan representarte en las reuniones. Persevere allí donde los avances sean lentos, aunque eso signifique llamar y enviar correos electrónicos con frecuencia. No tema ser una molestia.
- Fortalécete con toda la fuerza emocional y el apoyo que puedas. Rodéate de personas positivas que te quieran, apoyen y comprendan a ti y a tu hijo. No tengas miedo de pedir ayuda. Prepárate para la batalla, pero ten por seguro que merecerá la pena cuando salgas del otro lado.