Reencontrarse con uno mismo

Lo más duro de ser cuidador es que puedes perderte a ti mismo mientras intentas ser lo que tienes que ser para tu hijo.

Mucha gente me dice a menudo lo fuerte que soy.

Porque desde fuera sí que lo parece.

Pero mis allegados saben que a menudo tengo dificultades.

Cuidar de mi hijo no siempre es fácil.

Hay días en los que sinceramente no sé si voy o vengo.

Intento encontrar tiempo y un lugar tranquilo donde reagruparme durante unos minutos para poder continuar con mi jornada.

Intento no mostrarme en mi momento más débil porque no quiero que la gente sienta que no soy capaz de cuidar de mi hijo.

Cuidar de él es lo que me hace seguir adelante.

Precisamente por eso me he perdido, porque desde que vino a este mundo mi vida ha estado dedicada a él y a sus hermanas.

No sé cómo no ser madre porque es lo único que he sido en los últimos catorce años.

Incluso cuando tengo tiempo para mí misma o para hacer cosas con mi marido, siempre estoy preocupada por lo que ocurre en casa.

Porque en mi mente soy la única persona que sabe exactamente cómo cuidar a mi hijo.

Aunque sé que mi hermana lo quiere como si fuera su hijo y lo cuida como yo.

Es sólo que desde que llegó a este mundo, he estado unida a él y es difícil dejarlo en manos de otros.

Aunque sé que es bueno dedicarme tiempo a mí misma, la verdad es que no sé cómo hacerlo sin sentirme culpable por ello.

¿Cómo sacas tiempo para no ser madre después de serlo?

¿Cómo puedes volver a encontrar tu identidad?