Historia de dos experiencias

Hace poco nos fuimos con Dude a Birmingham un fin de semana. Se suponía que era un regalo para él, una oportunidad de pasar un tiempo precioso juntos después de una reciente hospitalización y de que tuviera que perderse algunas cosas que había estado esperando como resultado.

Reservamos en un Holiday Inn para poder pasar dos días en la ciudad visitando atracciones que a él le gustarían; tengo que decir que el hotel y su personal no podrían haber sido más increíbles. Habiendo llamado con antelación para que fueran conscientes de que nuestro joven es un usuario de silla de ruedas a tiempo completo, nuestra habitación estaba preparada para maximizar el espacio para que pudiéramos moverlo fácilmente. No hubo ningún problema para que guardaran en el congelador las comidas que habíamos traído y las recalentaran cuando las necesitábamos. Incluso cuando otros huéspedes eran bastante ruidosos, digamos (no excesivamente), el personal se aseguró de que nuestro hijo estuviera bien y no se sintiera agobiado.

No cabe duda de que la atención prestada a nuestro hijo nos impresionó.

A pesar de vivir en Staffordshire, era la primera vez que visitábamos la ciudad de Birmingham con Dude desde que era pequeño... Decir que fue un shock es quedarse corto. No es accesible. La falta de reflexión en los procesos de planificación es dolorosamente evidente, ya que hay escalones en casi todas partes, las rutas de acceso para discapacitados no siempre están claramente señalizadas y a menudo hay que desviarse mucho porque a nadie se le ocurrió poner una rampa, por ejemplo.

Un ascensor, específico para el acceso de minusválidos por el canal, está aparentemente apagado "cuando no está en uso"... poco útil cuando estás en una silla de ruedas y necesitas llegar a los niveles superiores (hay un intercomunicador que hay que pulsar, que está fuera del alcance de algunos usuarios de sillas de ruedas). La gota que colmó el vaso fue que, mientras estábamos allí, se celebraba la Gran Carrera de Birmingham... lo cual no es un problema en sí mismo, salvo que la ruta bloqueaba el acceso a todos los aparcamientos importantes de la ciudad. A su vez, bloqueaba el acceso a la gran mayoría de espacios accesibles. Enfrentémonos a los hechos, ya hay un número desproporcionadamente menor de plazas designadas con distintivo azul que de plazas estándar. ¿Bloquear el acceso a todos los aparcamientos importantes para que no haya ningún lugar seguro donde ayudar a desembarcar a un pasajero discapacitado?

No tiene buena pinta, Birmingham. No se ve nada bien.

La mayor frustración de las familias como la mía es que la mayoría de los problemas de acceso a los espacios públicos suelen ser fáciles de resolver con un poco de previsión y consideración. El problema de la imposibilidad de acceder a los aparcamientos debido al cierre de las carreteras podría haberse evitado fácilmente si la comunicación hubiera sido mejor y se hubieran establecido desvíos claros.

Todo el mundo puede utilizar rampas, pero no todo el mundo puede utilizar escalones. Es fácil olvidar, si no es tu vida diaria, que los niños discapacitados se convertirán en adultos discapacitados, pero a menudo esas personas son tan capaces de llevar una vida plena y activa como cualquier otra. Quieren poder trabajar y viajar por sus ciudades y pueblos sin tener que enfrentarse a obstáculos que, en realidad, son muy sencillos de resolver con una buena planificación y un poco de consideración. Nuestra experiencia en el Holiday Inn demuestra lo fácil que es hacer la vida más fácil a las personas discapacitadas, sus acciones hicieron que TODOS nos sintiéramos valorados. Sin embargo, no se puede decir lo mismo de la ciudad de Birmingham.