Tiempo de reflexión

Esta época del año siempre trae consigo la reflexión.

Con el comienzo del nuevo año pensamos en todo lo que ha ocurrido en el último.

Sin embargo, este año ha sido muy diferente, pero puedo decir sinceramente que no ha sido nuestro peor año.

Ha habido muchos años peores que éste, lo cual ya es mucho decir.

Todos hemos conseguido mantenernos muy bien y las visitas al hospital han sido realmente mínimas.

Esta época del año siempre me trae recuerdos de la primera Navidad de Ethan.

Un año en el que estuvo increíblemente mal.

Conseguimos mantenerlo en casa por los pelos.

Lo atendieron en el hospital la víspera de Navidad y cuando nos dijeron que podíamos darle los mismos cuidados en casa que allí, ¡prácticamente salí corriendo del hospital!

Desgraciadamente fue un día de convulsiones consecutivas para Ethan y durmiendo entre ellas.

Estaba pálido y muy mal. Sólo tenía 6 meses.

Recuerdo que cuando estaba embarazada pensaba que tal vez estaría sentado alrededor del árbol de Navidad o tal vez en movimiento intentando derribar el árbol.

Pero la realidad es que nada de eso ocurrió y sigue sin ocurrir a día de hoy.

Recuerdo ponerle el traje de Navidad y su primer babero de Navidad y tener que quitárselo un par de horas después porque estaba tan mal que necesitaba estar cómodo.

Comió su primera cena de Navidad al día siguiente y apenas abrió los regalos con nosotros, sólo durmió en el sofá.

Los sentimientos de esa primera Navidad juntos nunca desaparecerán.

Los efectos de esa Navidad tampoco desaparecerán nunca.

La cantidad de convulsiones que sufría su pobre cuerpo hacía que le arrancaran pequeños hitos que había alcanzado.

Su sonrisa es el mayor de ellos.

Pasaron otros 9 meses antes de que me mirara a los ojos y volviera a sonreír.

Aquellos meses fueron duros y nunca supe si era feliz o no.

Este año estoy increíblemente feliz y agradecida de haber pasado un tiempo maravilloso juntos, incluso en circunstancias extrañas y nuevas.