Circuitos sensoriales - ¡Terapia y diversión combinadas!
Emily Sutton
Me inicié en el mundo de las necesidades especiales en Nochevieja de 2012, con el nacimiento de mi hijo Jenson. Es fabuloso, ágil y cariñoso, y ha...
¿Conoces el término "circuitos sensoriales"? Yo no, hasta que Jenson volvió al colegio después del cierre de Covid y su colegio introdujo el "Plan de recuperación".
El principio clave de los circuitos sensoriales es facilitar la disposición de los niños a aprender y comprometerse, estimulando y centrando sus cuerpos y mentes. El concepto es especialmente eficaz para los jóvenes con problemas de procesamiento sensorial y neurodiversidad, ya que puede desarrollar habilidades de autorregulación, así como los sistemas vestibular (equilibrio y conciencia espacial) y propioceptivo (conciencia corporal), que suelen estar desincronizados en las personas neurodiversas.
Desde septiembre de 2021, Jenson acude todas las mañanas al pabellón deportivo del colegio durante 15-20 minutos, donde participa en circuitos sensoriales, dirigidos por el equipo de Terapia Ocupacional.
Al principio, me dijeron, Jenson no era demasiado complaciente.
Iba corriendo a sus estaciones favoritas, se colaba, jugaba y ¡listo! Pero con el paso del tiempo, fue mejorando su capacidad para participar en cada una de las etapas y, al parecer, en pocas semanas ya estaba enseñando a niños más pequeños cómo hacerlo.
Jenson es uno de los alumnos más animados y enérgicos de la escuela, y el equipo terapéutico se ha quedado asombrado por la diferencia de concentración, compromiso y calma que ha demostrado al participar en este programa diario. Del mismo modo, su profesor ha quedado asombrado por la mejora de su atención a las tareas de aprendizaje en el aula.
Circuitos Sensoriales consta de tres secciones: Alertar, Organizar y Calmar.
En la etapa de alerta, los niños utilizan su motricidad gruesa para liberar energía, ansiedad o estrés, con actividades como rebotar, chocar, saltar y brincar. A continuación viene la etapa de organización, en la que los niños canalizan su energía hacia actividades más afinadas, como el equilibrio, el lanzamiento de dianas y la coordinación.
Por último, en la fase de calma, se anima a los niños a centrarse en un estado de serenidad mediante actividades como rodar sobre una pelota de cacahuete, presionar profundamente bajo una manta lastrada o tumbarse dentro de una envoltura de licra. En esta fase también se puede añadir música para calmar y conectar.
La transformación que Jenson experimentó en el aula en pocas semanas fue increíble.
Recientemente le han diagnosticado TDAH (además de otros diagnósticos primarios) y siempre ha tenido problemas para prestar atención a las actividades y seguir las instrucciones. Sin embargo, su profesor informó de un cambio notable en su concentración y atención en el aula, que creemos que es un resultado directo del régimen diario de circuitos sensoriales.
Además, es muy fácil crear un circuito sensorial en casa. Cojines en el suelo, tirar calcetines a vasos de plástico, posavasos y cintas métricas para hacer equilibrios, girar en la silla de la oficina... es muy fácil ser creativo.
Me he dado cuenta de que durante las vacaciones escolares, ha sido fácil recrear un circuito sensorial en casa, por lo que la rutina de la escuela se puede continuar. Me ha emocionado mucho ver cómo el hermano pequeño de Jenson también disfrutaba con ellos, y él ha disfrutado ayudando a su hermano mayor a participar junto a él.
Estoy muy contenta de que el colegio de Jenson iniciara esta actividad y espero que la continúen como actividad matinal a largo plazo, porque los beneficios han sido fantásticos.