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La decisión más difícil de tomar

Helen Horn por Helen Horn Necesidades adicionales

Helen Horn

Helen Horn

Soy madre de dos jóvenes. Mi hijo mayor, James, de 27 años, tiene el síndrome de Wolf-Hirschhorn y autismo. En mi blog escribo sobre mi vida como m...

La decisión más difícil de tomar

La vida de mi familia ha cambiado mucho en los últimos tres años. A finales de abril se cumplirán tres años desde que mi hijo James, que entonces tenía 24 años, se mudó a un alojamiento subvencionado.

Podría decirse que, desde el nacimiento de James, la vida ha sido una montaña rusa emocional. Noches sin dormir, operaciones a corazón abierto, operaciones de estómago, otras operaciones menores, problemas de comportamiento y convulsiones son solo algunos de los acontecimientos que hemos tenido que superar.

Sin embargo, desde el principio del proceso de búsqueda de un hogar a largo plazo para James hasta el día de la mudanza (y algún tiempo después) derramé más lágrimas que en ningún otro periodo de mi vida.

La mudanza de James fue la decisión más difícil que tomamos mi marido y yo.

Cuando James era muy joven y el futuro parecía muy lejano, hablamos de que, cuando cumpliera los veinte, le buscaríamos un hogar permanente. Al final, todo surgió por casualidad, porque cerca de nuestra casa se estaba renovando una casa de acogida.

Para abreviar, el alojamiento que se ofrecía allí no era adecuado para James, pero la señora que dirige la empresa que gestiona el hogar nos invitó a ver otra de sus propiedades un poco más lejos. En realidad, 22 minutos de puerta a puerta desde nuestra casa a la suya.

Un par de meses después, tras varias visitas a la residencia y muchas reuniones con todos los organismos implicados en el cuidado de James, tuvimos que dar un sí o un no definitivo.

El piso que buscábamos en una vivienda comunitaria estaba muy solicitado. Debido a covid, se estaban celebrando reuniones por Internet. Una tarde de agosto, en una de esas reuniones, dije que sí, que queríamos seguir adelante. Estaba sola en casa y al final de la reunión apagué el portátil y lloré... y lloré un poco más....y no paré en meses.

Es un proceso complejo conseguir toda la financiación necesaria, por no hablar de todo el proceso de transición de James y la preparación de su piso. La situación se complicó por la crisis y el día de la mudanza se retrasó dos veces debido a los cierres patronales. La verdad es que no me importó, porque así pude tener a James con nosotros un poco más.

Nunca olvidaré cómo me sentí el día que me marché y dejé a James sin nosotros en su nuevo hogar.

Por supuesto, ha habido algunos contratiempos desde que James se mudó. Nunca nada va a ser perfecto, pero entre el personal de James y yo lo solucionamos. La vida ha adquirido una nueva rutina. Vemos a James al menos dos veces por semana, viene a tomar el té los martes y le vemos los fines de semana.

Estoy deseando ver a James y disfrutar de tiempo de calidad con él, pues ya no estoy permanentemente agotada. Cuando está en casa, paso prácticamente todo el tiempo jugando con él y también viene a dormir a casa con regularidad.

Lo que sí sé es que yo tenía el control total sobre el lugar al que se mudaba James. Cuando salga de su vida, que algún día lo haré, estará seguro en su casa.

No será desarraigado y trasladado a kilómetros de distancia de todo lo que ha conocido. He visto cómo ocurría esto y es lo que me motivó, lo que me hizo superar esos días difíciles llenos de lágrimas. No quería eso para mi hijo. Cuando ya no esté aquí, su vida continuará .......just without me in it.

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