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Sin preocupaciones

Rebecca Toal por Rebecca Toal Necesidades adicionales

Rebecca Toal

Rebecca Toal

Bendita y ocupada madre de cuatro preciosas niñas, la más pequeña con necesidades especiales complejas debido a una prematuridad extrema. Siempre e...

Sin preocupaciones

Hoy ha sido uno de esos días de verano en Greystones, Co Wicklow. No ha llovido ni una gota en todo el día, el sol ha adornado el cielo y la temperatura era la adecuada, no demasiado calurosa, pero sí agradable y cálida para llevar una camiseta informal o un vestido ligero de verano.

Vamos a visitar a mi familia durante unos días, tenemos el cumpleaños de dos primos y muchas cosas que hacer para ponernos al día, ya que hace siete meses que no vamos (muchas gracias, COVID). Siempre intentamos dar muchos paseos por el parque y la playa.

A Brielle, mi hija de 10 años con parálisis cerebral y necesidades complejas debido a su prematuridad, le encanta el coche de meneo. Sus primos tienen uno azul que tienen la amabilidad de guardar para cuando viene de visita, y nosotros tenemos uno rosa en casa. No sé cuánto tiempo más será capaz de convencer a sus piernas para que tiren de ella y se doblen como lo hace, pero de alguna manera todavía se las arregla y es genial para ir al parque infantil o para dar un buen paseo por el paseo marítimo recién construido.

Es increíble la sensación de LIBERTAD que le da. No hay mucho que pueda hacer por sí misma o de forma independiente y le encanta poder subirse a su coche y ¡YA! Tuve que ayudarla a dirigir y cambiar su rumbo muchas veces durante el paseo, y a veces caminarla de la mano con una mano mientras llevaba su pequeño coche en la otra.

No me importaba disculparme con los demás paseantes cuando ella zigzagueaba o se interponía en su camino; para ser sincera, la gente suele ser amable y comprensiva cuando ve a una niña con necesidades especiales en un pequeño correpasillos pasándoselo en grande sin preocuparse por nada.

Fue encantador ver a otra adorable niña con necesidades especiales hoy temprano. Ha sido una de esas veces en las que se me saltaban las lágrimas al ver a este dúo de padre e hija.

Estaba paseando a Brielle después de comer en su cochecito Delta hasta la playa. De repente oí música, pero no vi a ningún músico callejero, así que me pregunté de dónde vendría. Entonces los vi: un dúo de padre e hija cogidos del brazo y cantando a pleno pulmón al son de un pequeño altavoz personal que interpretaba una versión folclórica de "You are my sunshine, my only sunshine".

Un espectáculo que te derrite el corazón: la hija de unos 15 o 16 años, que para los espectadores tenía una discapacidad evidente, caminando un poco inestable cogida del brazo de su padre, con una expresión de puro placer y alegría en la cara, sin importarle en absoluto que estuviera cantando desafinada, caminando por una acera costera abarrotada de gente.

En ese momento, era una adolescente feliz, cogida del brazo de papá y pasándoselo en grande bajo el sol, sin preocuparse de nada.

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