¡Ola de calor!

Desde que era pequeño, al Dandy le ha costado soportar el calor. Temíamos el verano durante sus primeros años, era una batalla interminable para tratar de mantenerlo cómodo y no sobrecalentarse... un desencadenante garantizado de convulsiones.

El pobre niño entraba y salía de convulsiones constantemente. Él lo detestaba, nosotros lo detestabamos. Era miserable.

Durante el verano de 2014, cuando tenía 3 años, estábamos de vacaciones con mis padres.

Los que recuerden ese año recordarán que, aunque no se batieron récords como tal, FUE muy cálido durante todo el verano.

Sam estaba aletargado, las convulsiones se salían de lo normal y habíamos agotado todas las sugerencias habituales para mantenerlo fresco. Desesperados, pedimos por Internet a Argos una piscina infantil pequeña.

Sabiendo lo mucho que este niño ODIABA estar en aguas que no fueran las más cálidas, no éramos demasiado optimistas en cuanto a que lo tolerara, pero como digo estábamos desesperados.

Fue un cambio radical. Aquel verano lo pasó feliz tumbado en la piscina, chapoteando y refrescándose. Sus convulsiones se calmaron, dormía mejor y era más feliz. Desde entonces, nunca hemos dejado de tener piscina.

Este mes de julio, el Reino Unido se convertirá en una caja caliente durante unos días, ya que las temperaturas se disparan por encima de los 30 °C - hoy ha alcanzado los 38 °C. Estoy escribiendo esto a las 22.14 y todavía hace 27 °C.

No voy a mentir: aunque me gusta el tiempo cálido y soleado, estaba más que preocupada por cómo lo afrontaría mi hijo.

El año pasado, como ahora es mucho más grande de lo que era, tuvimos que actualizar su vieja piscina hinchable a una más grande y ha estado lista durante el último par de días en preparación para esta ola de calor.

Todavía utilizamos otros métodos para abordar el - él tiene un ventilador en su habitación, mantenemos sus cortinas firmemente cerradas durante el día, y cuando es tan caliente como lo es actualmente un tazón de hielo / agua en frente de su ventilador funciona de maravilla para enfriar el aire.

Pero, al igual que cuando era pequeño, lo que más le ayuda a sobrellevar este tiempo es meterse en la piscina.

Le baja la temperatura corporal, puede jugar y chapotear, y lo mejor de todo es que utiliza sus extremidades. No parece gran cosa, pero para él es enorme.

Se fortalece jugando en el agua, aprende a controlar los brazos y las piernas. Es fisioterapia por la puerta de atrás, ¡y yo lo apruebo!